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Una de las investigadoras del laboratorio que fabrica el fármaco contra la hepatitis C. REUTERS
España es líder mundial en la lucha contra la hepatitis C

España es líder mundial en la lucha contra la hepatitis C

Gracias al plan puesto en marcha hace una década, se ha tratado y curado a 172.000 pacientes y reducido diez veces la incidencia de la enfermedad

Viernes, 11 de abril 2025, 16:49

Autoridades sanitarias, sociedades científicas y asociaciones de pacientes se reunieron hoy en el salón de actos del Ministerio de Sanidad para celebrar un éxito histórico. En una sola década, gracias a un plan de acción en el que se implicaron todos, instituciones, profesionales y familias, se ha logrado colocar a la hepatitis C, hasta ahora una grave enfermedad con miles de ingresos hospitalarios y una alta letalidad, al borde de la desaparición en España.

Fue en 2015 cuando todos se confabularon para llevar a buen puerto el plan estratégico creado por el Ministerio de Sanidad contra esta patología, que cuantificó la magnitud exacta de este problema de salud en España, facilitó el acceso gratuito y equitativo de todos los infectados a los nuevos antivirales de acción directa (un fármaco con una tasa del 95% de efectividad), coordinó a todos los agentes implicados y potenció la investigación sobre la patología.

Los resultados han convertido a España en el líder mundial en la lucha contra la hepatitis C. Es el país con el mayor número de enfermos tratados y curados en relación a su población de todo el planeta. En concreto, se han administrado los antivirales específicos y curado a más de 172.000 ciudadanos. Dado que se trata de una patología que se contrae por el contacto con sangre infectada, el alto nivel de curaciones y la consiguiente ruptura de la cadena de contagios ha permitido reducir diez veces la prevalencia de afectados por el virus. Se ha pasado de que afectase al 1,4% de la población española en la primera década del siglo al actual 0,14% y, en muchos casos, se ha llegado a tiempo de frenar el agravamiento progresivo que conlleva, que puede desembocar en cirrosis, cáncer o necesidad de trasplante hepático.

Aunque el virus llegó a los afectados por múltiples vías, como transfusiones de sangre sin control específico (antes de 1992), uso de cuchillas de afeitar o cepillos de dientes ajenos o tatuajes o piercing sin la esterilización precisa, entre otros, es una patología que tradicionalmente ha tenido su mayor incidencia en prácticas de riesgo concretas, como quienes comparten jeringuillas o los que practican con regularidad sexo sin protección con múltiples parejas. El plan de acción, no obstante, también ha tenido éxito con estas particularidades. La prevalencia de la infección ha bajado del 11% al 0,86% entre los reclusos y se ha desplomado del 52% al 0,9% entre los seropositivos. Sin embargo sigue siendo elevada entre los drogodependientes (12,5%) y entre los gais y bisexuales que practican sexo de riesgo (8,5%).

Los expertos creen que con ciertas medidas de refuerzo se podría eliminar esta grave patología en nuestro país en dos o tres años

Gracias al enorme avance, los especialistas consideran que la erradicación de la hepatitis C como problema de salud en España está cerca, pues estiman que en la actualidad no habrá más de 15.000 a 20.000 ciudadanos infectados por el virus en todo el país. Las principales sociedades científicas y de pacientes, agrupadas en la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas, creen que si el plan se refuerza con varias medidas adicionales sería posible erradicar la enfermedad en nuestro país en dos o tres años, incluso antes de 2030, que es el objetivo de la OMS y la fecha que tratan de cumplir los países más avanzados.

Estos expertos creen que para terminar con los últimos casos sería necesario realizar a todos los nacidos entre 1945 y 1975 un sencillo test en sangre para determinar si son portadores no diagnosticados del virus, utilizar la inteligencia artificial para localizar a todos los que en el pasado dieron positivo al test pero luego no fueron tratados para poder hacerlos y descentralizar el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de esta patología en los profesionales médicos de las unidades y centros que trabajan directamente con colectivos vulnerables al virus como adictos, migrantes, personas sin hogar o internos en prisiones. Una última medida que estiman necesaria es concienciar y educar, sobre todo a los grupos de mayor riesgo, sobre que la curación de la hepatitis C no les garantiza que no vuelvan a infectarse en el futuro si continúan con las mismas prácticas y sin tomar las mínimas medidas de seguridad.

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